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El ensayo de Rocío en respuesta a Ecuador de Michaux fue escrito en corto tiempo, y con la misma velocidad concluí la traducción. Por esos días, asistimos a un encuentro literario en Lyon, y de vuelta, tomamos, juntos, un tren hacia París. Yo estaba trabajando en una Antología de poesía mexicana; y Rocío daba, supuestamente, la última lectura a su ensayo. Fue en ese viaje, cuando, de pronto vi que ella se dedicó a escribir, prácticamente, sin respirar. «Escritora...», me dije. «En qué proyecto se encontrará». El viaje era largo y me ganó el sueño. Al abrir los ojos, luego de algunas horas, descubrí que ella continuaba escribiendo. «¿Qué haces?», le pregunté, «¿Un nuevo libro?» A lo que me contestó: «Sabes que estoy hablando con Michaux». «Vaya, vaya», le dije, «así debe ser». Ya había vivido escenas parecidas con otros escritores. Recuerdo, por ejemplo, cuando estaba haciendo la traducción de una novela de Miguel Ángel Asturias, un día abrió la puerta de su departamento y, antes de saludar, me dijo: «¡Claude! Sabes que fulano (el personaje de la novela que estaba escribiendo) que había
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muerto ayer, pues no murió, ha pasado esta noche conmigo, ¡está de vuelta!» De modo que el hecho de que Rocío hubiese iniciado un diálogo con Michaux no me sorprendió mucho: Lo que me sorprendió fue, más tarde, la tenacidad del asunto; cada vez que le preguntaba sobre el libro hacía comentarios que iban en el mismo sentido: «¡Tengo muchas cosas que aclarar con Michaux!» Hasta que terminó por confesarme que el ensayo había terminado por convertirse en novela.
Desde entonces han pasado cinco años, y aquí tenemos el resultado: una novela extraordinaria. Este libro será la gran novela ecuatoriana; representa el valor de las letras ecuatorianas; y será el espejo del país ante el mundo, el espejo del verdadero Ecuador.
Desde que Rocío Durán-Barba publicara su primera novela, París, sueño eterno, supe que estaba frente a una novelista latinoamericana de primer orden. «Este libro», le dije, «siempre será tu referencia». Hoy puedo volver a sostener la idea en la medida en que ese libro llega a encarnar, con maestría, la época de fines del siglo XX, inicios del XXI. Es la novela que muchos
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