Rocío Durán-Barba vuelve a la poesía con este nuevo libro. Y digo "vuelve", porque no puede olvidarse que la voz de la escritora ecuatoriana ha incursionado en la novela, el ensayo, el periodismo; y en cada género con estilo y fuerza muy personales, con permanente necesidad de novedad y centrada en lo esencial. Desde que irrumpió en el universo de las letras, Rocío Durán-Barba ha ofrecido a este, algunas de sus mejores páginas.
Sólo un viaje es un poemario que guarda estrechos lazos con su primera producción poética: París poema azul. En primer lugar, porque se trata de un solo poema conformado por una secuencia de eslabones que se suceden y completan sin alterar la unidad del conjunto. En segundo lugar, porque este volumen también trae ilustraciones pictóricas de la mano de la autora que nos ofrecen su visión plástica del tema de la travesía, o si se prefiere, del reencuentro.
Al acceder al universo poético, Rocío Durán-Barba

levantó el silencio en lo que toca a su mundo personal y se expresa con naturalidad sobre su vida y experiencias, su entorno y su realidad. Su poesía revela, en particular, sus raíces y el contorno de su horizonte espiritual; esto es, su identidad ecuatoriana, e inclusive andina, que se convierte casi en una extraña justificación de su existencia. Rehúsa las distancias, niega los olvidos, y se abandona en la entraña de los Andes para dejar surgir, del fondo de sus silencios, su inspiración centrada en su país y los suyos.
Pero si bien Rocío Durán-Barba está ubicada en esta dimensión andina, se expresa desde el puente europeo, ya que vive entre dos continentes y ha recorrido el mundo con pasión, con aspiración a la felicidad y al conocimiento de otros países y culturas, descubiertas en particular en Francia y Suiza. De ahí que la escritura, que para algunos es un mero pretexto, sea para ella una necesidad de comunicación. Una comunicación que, en este libro, radica en la búsqueda de un país ("Me desconocí, me reconocí"), y la indagación de un pasado que ha quedado en suspenso, con el afán del reencuentro, aunque fuese efímero. Y todo esto, a pesar de la realidad implacable de la distancia ("Regresaré adiós").